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Sabemos más de lo que hacemos

04 Mar

Hola. Hoy me interesa compartir contigo una reflexión con respecto al saber y el hacer.

Existe en México (y tengo entendido que en algunos lugares de Latinoamérica y España) un programa de TV llamado “Todo el mundo cree que sabe” o “¿Sabes más que un niño de primaria?” donde los participantes tienen que responder una serie de preguntas de educación básica ayudados por algunos niños que cursan esa educación con la finalidad de obtener algunos premios, sin embargo, muy pocos logran contestar correctamente las 10 preguntas y casi nadie logra hacerlo sin la ayuda de los niños.

¿Qué pasa? ¿Con el tiempo olvidamos las cosas? La realidad es que en esta vida todo lo que no se usa, se atrofia. Y el conocimiento no es la excepción. Saber es importante en nuestra existencia porque nos abre puertas que, de otra manera, sería muy difícil abrir. Sencillamente, al poner esta palabra en Google, el buscador arroja más de 195 millones de resultados que se exponencian si añadimos sinónimos como conocimiento, sabiduría, ciencia y más. Esto sólo es una muestra de la importancia del saber.

Todos hemos escuchado historias de personas que, sin haber aprendido a leer y escribir han logrado grandes cosas, sin embargo son la minoría. Muchos de ellos, en momentos claves de la vida han pedido sabiduría a Dios y la han obtenido, porque acuden a la fuente principal de conocimiento o se han esforzado por saber algo (un oficio o negocio) y terminan siendo grandes conocedores en esa área de estudio.

Pero el punto principal es que casi todos nosotros tenemos conocimiento en algo. Sabemos algo. Tenemos información valiosa que solamente sirve cuando la aplicamos y este es el punto de hoy.

Toda la información, todo conocimiento que puedas conseguir en la vida es inútil si no te sirve en la vida práctica. Me ha tocado ver predicadores y conferenciantes que hablan del amor y la unidad y en lo más íntimo de su hogar no pueden convivir con su familia.

Quizá (como yo) hayas tenido algún maestro de educación física que pareciera que nunca puso en movimiento ninguno de sus músculos. O quizá tú mismo o yo mismo seamos personas que sabemos mucho de algo, pero no lo llevamos a la práctica.

En la Biblia, Salomón es el mejor ejemplo de esto. Un hombre que al principio de su reinado sobre el pueblo de Israel fue grande, el más sabio de todos los tiempos, pero que cometió errores que otros más pequeños no hubiesen cometido. Él mismo declaró que es una pérdida de tiempo el conocimiento sin acción, es “Correr tras el viento” (Ecl. 1:14)

Santiago 4:17 declara que aquel que sabe hacer lo bueno y no lo hace se encuentra en pecado. El pecado nos separa de Dios y finalmente hace que invalidemos el sacrificio de Cristo. Cuando sabemos y no hacemos estamos realmente metidos en problemas. Nos convertimos en gente de doble moral, en personas que no vivimos de acuerdo a la luz que hemos recibido y cuando estemos frente al supremo tribunal contará tanto lo que sabemos como lo que hacemos.

Mateo 25 lo explica detalladamente. Si sabes que tu hermano tiene hambre pero no suples su necesidad no eres digno de conocer al Rey del Universo. En cambio, si sirves, si haces, aunque no sepas, tendrás una gran recompensa.

Sabemos que el servicio abnegado es la constante del cielo, pero muchas veces se nos dificulta ayudar a las personas necesitadas. Sabemos que Jesús vino a nacer de la forma más humilde que existía en su tiempo y nosotros nos vestimos de lujos y regalos para celebrar su nacimiento. ¿Qué irónico no crees?

En materia de alimentos, cuántas veces sabemos que tal o cual alimento nos “hace daño”, nos enferma, pero con tal de disfrutar el pequeño momento de un sabor delicioso… “Pecamos”. Sabemos que nos daña, pero preferimos disfrutar “un segundo” de placer y, por lo menos en México, nos escudamos en el dicho “De algo me he de morir” o “Ya lo bailado quién te lo quita” sencillamente para afrontar cínicamente nuestro pecado.

Elena White describe en el libro Consejos sobre el Régimen Alimenticio página 20 y 21: <<Cuando se habla con algunas personas acerca del tema de la salud, a menudo dicen: «Sabemos actuar mucho mejor de lo que lo hacemos». No se dan cuenta de que son responsables de todo rayo de luz recibido con respecto a su bienestar físico, y que todos sus hábitos están abiertos a la inspección de Dios. La vida física no ha de ser tratada de manera fortuita o descuidada. Todo órgano, toda fibra del ser, han de ser sagradamente preservados de prácticas dañinas.>>

“Dios nos ha tolerado durante el tiempo de nuestra ignorancia, pero tan pronto como la luz brilla sobre nosotros, él nos exige que cambiemos nuestros hábitos destructores de la salud, y que nos coloquemos, en la debida relación con las leyes físicas” (CSRA p. 21)

No quiero que me malentiendas hermano. No te estoy invitando a No saber o a rechazar el conocimiento, porque eso es omisión y también es pecado. Sencillamente te estoy invitando a vivir de acuerdo a la luz que has recibido. Si sabes que algo te daña, que es malo, que va en contra de tu salud, de tu cuerpo o de Dios, simplemente “Mantente de parte de la justicia aunque se desplomen los cielos”.

Salomón, después de toda su sabiduría, de toda su investigación, determinó que “El fin de este asunto es que ya se ha escuchado todo. Teme, pues, a Dios y cumple sus mandamientos, porque esto es todo para el hombre. Pues Dios juzgará toda obra, buena o mala, aun la realizada en secreto.” (Eclesiastés 12:13-14).

Mi oración es que Dios nos dé sabiduría para vivir de acuerdo a la luz que has recibido.

 

 
2 comentarios

Publicado por en 4 marzo 2011 en No sólo de pan...

 

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2 Respuestas a “Sabemos más de lo que hacemos

  1. Ruth Martínez

    13 julio 2011 at 11:34 AM

    Dios te bendiga Juan Kharlos, es un trabajo de investigación excelente y una amena escritura con consejos vitales para nosotros tus lectores.
    Como siempre, mi más grande respeto y admiración.

    Con gran aprecio, Ana Ruth

     
    • nutricionespiritual

      15 julio 2011 at 3:54 PM

      Gracias Anita, Realmente este ministerio me está dejando grandes satisfacciones. Me siento agradecido que muchas personas no sólo nos leen sino que también nos escuchan a través de la radio. Espero que Dios siga usando esto en beneficio de la humanidad. Te mando un fuerte abrazo.

       

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